hijas de madre tierra

viernes, 19 de agosto de 2011

Venus Primitivas








Publicado por María Nöel Lenzken
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C h o l a G r i n g a

C h o l a   G r i n g a
noellenzken@hotmail.com

Todo este sueño posible de ser soñado comienza gracias a una mujer ... mi madre ... mi primer venus primitiva.

Siempre sentí enorme devoción por las venus esteatopigias, figurillas talladas en piedra, de tamaño reducido. El vientre, pechos, nalgas y piernas, se encuentran exageradamente desarrollados como símbolo de fecundidad en estas estatuillas votivas que quedaron como testimonio del arte prehistórico.

No se conoce con certeza cual era la estética femenina de la época, pero se cree que al representar a la mujer acentuaban sus capacidades procreativas, las que permitieran la supervivencia del clan, otro ejemplo de "magia simpática".

Lo que me impulsaba a trabajar con mis venus era en definitiva la idea de protección, seguridad, satisfacción, abundancia que una maternidad de esas características podía ofrendar ... el abrazo.

Freud enriqueció mi ideario, aportando su teoría del desarrollo psicosexual, el vínculo estrecho del recién nacido con el pecho materno, la completud, la supervivencia y el placer es el hilo conductor de esta etapa conocida como diádica.

Mi sueño continuó creciendo cuando recordé algo que había leído en otros tiempos, sobre un sitio sagrado de la Edad Media, visitado por innumerables creyentes sedientos de religiosidad durante las cruzadas.

Tantos fieles habían tocado el mismo sitio, que las manos erosionaron la piedra dejando las huellas en negativo de los dedos.

He cerrado mis ojos para imaginar la huella de nuestras manos en el pecho materno cuando éramos amamantados ... como un sitio sagrado ... en esa huella el redescubrimiento de nuestra esencia ... en ese abrazo la completud de la humanidad.

Posteriormente al viajar al noroeste y tomar contacto con textos sobre la cosmovisión de pueblos originarios totalidad energía sacralidad comunión sentido comunitario de la vida wiphala chacana el concepto se constituyó con mayor solidéz para la propuesta de indumentaria, desde la mirada de las culturas nativas con respecto al culto de fertilidad, a lo femenino, a la Madre Tierra.

El diseño de indumentaria constituyó una de las actividades mas significativas que desarrollaba mi madre para afrontar los inconvenientes económicos. Tengo siempre presente la imagen de sus manos, hoy muy parecidas a las mías, improvisando, creando bellísimos modelos para vestirnos.

El aprendizaje visual que había adquirido durante la infancia, comenzó a transformarse en experiencia práctica a los trece años, edad en la que mi madre me autorizó a sentarme en su máquina de coser. Desde ese momento, el contacto con los diferentes entramados textiles y accesorios que enriquecen una prenda, me permitieron expresarme desde el arte de la indumentaria.

Las herencias de mi madre, costura, tejido y bordado eran para mi un mundo infinito de creación, en el cual el diseño cumplía no solo con la funcionalidad de la prenda, sino además con la posibilidad de vestir una expresión propia, singular, fuera de los estereotipos de la moda.

Después de trabajar durante dos años conceptualmente con las maternidades y descubriendo la estrecha relación con mi historia personal, decido llevarlas a mi propuesta de indumentaria, tranformándolas en la imagen representativa de la marca.

Mi búsqueda creativa de estos ultimos años es sin duda reunir en una sola expresión varias actividades artísticas. La posibilidad de dedicarme al diseño de indumentaria se disparó al tomar contacto con los entramados y coloridos del noroeste argentino. La indumentaria coya fue el primer referente para desarrollar una técnica mixta de diseño y collage de telas.

En cada viaje hacia Salta y Jujuy, intenté ponerme en contacto con artesanas que se dedicaran a realizar estas confecciones.

Mas hacia el norte, cruzando la frontera Argentina con Bolivia, en Villazón hallé con sorpresa y emoción el referente directo que esperaba. Tomé entre mis manos verdaderas obras de arte, polleras de carnaval donde el diseño textil esta logrado desde el collage de entramados de diferentes calidades y colores. Más sorprendente aún fue encontrar un pequeño local, donde una chola sentada detrás de su máquina de coser confeccionaba las prendas femeninas en vivo, enmarcada entre exibidores de puntillas y telas.
Los paisajes del lugar acompañan cada diseño, la madre tierra es absoluta inspiración en estos pueblos, que han sabido llevar a la síntesis geometrica los elementos de la naturaleza.

Hijas de Madre Tierra es el nombre que elijo para representar mi línea de diseños textiles, principalmente en polleras ... ellas aparecieron durante mi infancia, en momentos de intensa contemplación nocturna, cuando la casa estaba en silencio. Surgían de las primeras luces del alba, entramados de hilo plateado finísimo, como tejidas por arañas, abiertas en un vaiven del que nunca terminaban de caer ... hasta el día de hoy continúan siendo un símbolo fascinante, lleno de misterio ... sin tener respuestas certeras de lo que intentan comunicarme, encamino mi trabajo diario hacia esa luz.

  • María Nöel Lenzken inicio
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